Francamente Franco

La primera que vez que escuché hablar de Franco Battiato en la tele era pequeño. Era pequeño yo, no el señor Batiatto. No recuerdo la edad pero tenía esa edad en la que oyes sin escuchar porque estás a tu bola o liando algún pisto por ahí. La tele estaba encendida como todo el santo día en casa y estaban dando el típico programa de Sábado noche con cantantes haciendo playback acompañados de bailarines sonrientes. En ese momento el típico presentador de turno anunció su nombre y yo ya nunca lo olvidé pese a no mirar ni tan siquiera la pantalla ni conocer su rostro. Otro nombre sin cara para mi niñez.

Más de uno pensará al llegar a este punto que la mente de los niños es prodigiosa, que el cerebro es un arma increíble e indescifrable que puede conseguir, entre otras cosas, que un nombre de un cantante se quede en un córner de la memoria de alguien y volver de vez en cuando sin motivo alguno, incluso muchos años después. Sin embargo, en este caso concreto, todo tiene una explicación que va más allá de las excelencias del cerebro humano. Esa noche, mientras yo estaba por el salón con mis tejemanejes y distracciones varias, escuché cómo el presentador anunciaba a Franco Battiato, solo que yo, en mi mente distraída de niño entendí ‘Boniato’. Franco Boniato. El tiempo pasó y tardé años en darme cuenta del gazapo, por lo que siempre que escuchaba nombrar al susodicho cantante en la tele o radio, me descojonaba por lo raro y absurdo. Boniato. Sabía que el señor cantante no era Español y pensé que tal vez la palabra ‘boniato’ tendría un significado totalmente distinto en su idioma pero no dejaba de hacerme gracia y, por supuesto, nunca perdí mi tiempo de niño en intentar descubrir si ese era el caso. Cuando años después caí en la cuenta de mi error, el descojone aún fue mayor y, por supuesto, ya nunca olvidaría su apellido real, su nombre bien escrito y su aspecto físico.

Tanto me reí de mí mismo por mi inocencia de niño y tantas veces me he acordado del señor Boniato y su música que, el otro día cuando murió, un pedacito de esa infancia y ese niño murió con él. ( Esto tan cursi lo escribiría cualquier mediocre en su blog pero no yo. Lo dejo por rellenar). Por todo esto, creo que voy a proponer que a don Battiato (don Boniato en los años 90) se le de sepultura en el Valle de los Caídos. Una solución sin fisuras que contentará a las dos Españas: por un lado, un Franco permanecería enterrado en el lugar y, por otro, un artista, un músico, un humanista perroflauta, no Español y un poco filoetarracomunista bolivariano (esos adjetivos valen para cualquiera que no sea ultracatólico y conservador o que simplemente difiera un centímetro de su vertiente) también lo estaría. Todos contentos, camisetas de Franco Battiato cantando dentro de un marco con forma de boniato y autobuses repletos de gente cada día al Valle desde todos los puntos del país, mitad nostálgicos, mitad artistas y gentes de la farándula. La mezcla

promete.

En cuanto a la pintada, decir tan sólo que siempre he sido muy fan de quien usando un diseño original de un mensaje, lo mejora haciendo mofa o escarnio, ridiculizando al autor o tomándolo como un memo. Contra la estupidez, sentido del humor.

Leave a comment